Con presupuesto ajustado, solar embebido en urbanización de los años 70 y con la ilusión de disfrutar de las vistas hacia nuestro mar, arrancamos el proyecto de esta casa unifamiliar en Tarragona. Para cumplir con la primera premisa hicimos del garaje subterráneo un porche abierto a la sombra de la propia casa que construimos con dos plataformas elevadas del terreno. El núcleo donde colocamos los baños y concentrábamos todas las instalaciones podría mejor llamarse ‘estuche’. ¿Y eso? Corrimos la tapa como si fuéramos a jugar al dominó y en lugar de las fichas aparecieron las escaleras que comunicaban con el solarium, donde está la habitación principal, y el garaje cubierto.
Como andábamos algo agobiados con las pocas posibilidades que nos dejaba el solar y su entorno, decidimos girar el ‘estuche’ para orientar la sala mejor hacia las vistas hacia el horizonte y nuestro mediterráneo.
