Hemos querido esconder una casa tradicional del pirineo andorrano en la montaña y no pasar desapercibido al mismo tiempo.
Pretendemos demostrar que la arquitectura vernacular puede ser aburrida e incluso ir contra para lo que presuntamente se ha concebido. No basta solo realizar las fachadas con mampostería de piedra del lugar. Hemos jugado con la forma donde la cubierta de pizarra parece ser un desvío de la carretera y la fachada, ahora sí una piedra más en la montaña. Una piedra o más bien una roca suspendida a un par de metros del suelo en medio de la ladera que por su pendiente está más próxima a llamarse acantilado.
