Amor a primera vista. Cuando el cliente nos preguntó sobre si merecía la pena su compra, nuestra respuesta fue inmediata y tajante fue ¡POR SUPUESTO! Una terraza con estas vistas a Barcelona lo era todo, lo demás vendría solo.
Estaba intacto, no habían hecho ninguna reforma, ni siquiera pintar desde su compra por allá los años 70. Estaba lleno de trastos, sucio, estaba que se caía. ¿Solución? Todo al suelo. Borrón y cuenta nueva. De las 3 habitaciones hicimos 2. La claustrofóbica cocina fuera. Todo abierto hacia esa terraza hacia Barcelona.
Generamos un espacio único central con la cocina, comedor y salón desde donde se accede a las habitaciones. Fue bien recibida la idea de poner los fuegos de la cocina en una isla para así poder cocinar mirando a Barcelona y algo más de cerca, a la familia e invitados. Teníamos una oportunidad que no desaprovechamos para hacer una casa de playa de estilo mediterráneo en medio de la ciudad. Algo único.
Combinamos un suelo de madera desgastada tipo industrial con madera maciza de haya para las encimeras de la cocina y los baños. El resto blanco y negro.
La protagonista la teníamos delante y no queríamos que nadie se despistara con otras cosas.
